Aeon Flux (parte 1, que esta da para rato)
Muchas son las cosas
que llaman la atención cuando esta película se ve bajo la mirada crítica de la
ciencia plausible. Tantas, que, como se intuye en el título de la misma, dan
para más de una entrada (aunque no, Sergio, nada superará a El Núcleo).
Algo que llama
poderosamente mi atención es el sistema de comunicación que emplean los partidarios
de la revolución: una cápsula introducida por via oral o semi-implantada en la
piel sirve para activar un curioso entramado de comunicación.
Tal como parece darse
a entender en la película, el contenido de una cápsula se disemina por el
organismo al entrar en contacto esta con los ácidos del estómago o al ser
presionada –cuando se lleva implantada- provocando una reacción en el sistema
nervioso que pone en contacto al individuo con la líder de la organización e
incluso con otros acólitos. Pero no os penséis que es un burdo enlace sonoro,
no; nada más lejos de la realidad. Los personajes se presentan en forma de
avatares con su propia forma en una bonita sala en la cual se encuentra su jefa.
Y todo de forma puramente mental, mientras desarrollan cualquier otra
actividad.
¿Cómo lo hacen? Y otra
pregunta casi más procedente, ¿por qué lo hacen de ese modo?
Es de suponer, salvo que en el futuro desarrollemos la capacidad de emitir y recibir ondas electromagnéticas repletas de información –cosa que veo difícil- que los susodichos personajes llevan algún tipo de implante, y suponiendo más aún, que este se alimente, de algún modo, del calor corporal del sujeto. De todas formas, la conexión cerebral y la interfaz para enviar el pensamiento concreto e interpretar la señal recibida se antoja realmente complejo.
Pero quizá lo más
interesante es por qué hacerlo así. No parece muy necesario todo el montaje
audiovisual para dar unas órdenes fácilmente enviables por una comunicación
sonora. Además, la activación también resulta algo extraña. Pudiendo
interpretar las señales del cerebro, ¿por qué no activar el sistema mediante
una orden mental?
Si la cápsula, como
vemos, es la responsable de activar el sistema, ¿qué es lo que hace?
Podemos pensar que le
da energía al sistema implantado para funcionar, pero entonces lo suyo sería
introducirla en el propio implante, como si de una pila se tratase. Parece poco
efectivo, y hasta posiblemente nocivo, introducir ese suministro energético en
el propio organismo.
Otra de las
disfunciones del sistema se muestra cuando uno de los personajes está atado en
el fondo de una charca, boca arriba, respirando por una cañita como única
posibilidad de supervivencia. Tiene la suerte de poder rascar la cápsula de
marras para pedir ayuda, pero en lugar de describir a sus compañeros dónde está
retenida les “envía” una imagen de lo que ella misma ve. Parece una idea poco
eficiente, al menos de primeras.
Desde luego, el
sistema elegido por la organización rebelde plantea un importante número de
dificultades.
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