domingo, 8 de julio de 2012

iWater, lo que tu iPod siempre quiso ser


Aeon Flux (parte 2, y da para más...)


Si en la entrada anterior el análisis se centró en el extraño mecanismo de comunicación, en esta segunda parte la idea es hacer un repaso al batiburrillo de sucesos físicamente improbables que se pueden observar a lo largo de la película.

El primero de ellos consiste en el curioso sistema de grabación de contenidos y reproducción de los mismos que aparece cuando la intrépida protagonista se infiltra en las dependencias del enemigo cual Ethan Hunt en Misión Imposible.
En dicha escena se muestra una sala, una especie de “archivo”, que cuenta con una especie de piscina en el suelo en la superficie de la cual podemos ver diferentes vídeos mostrados de forma simultánea a lo largo de la superficie acuosa. Podríamos achacarlo a algún tipo de proyectores submarinos que empleasen la superficie del fluido como pantalla de retroproyección, y sería en cierto modo realizable. Pero el concepto cambia cuando vemos como una gota cae desde un conducto del techo con una suerte de imágenes en movimiento en su interior, plasmando estas en la superficie acuosa tras impactar con la misma.

Resultaría interesante saber cómo guardar información en una gota de agua (a todos los homeópatas del mundo les harían los ojos “chiribitas”), pero de momento no hay razón alguna para pensar que esta posea algún tipo de “efecto memoria”. La química nos dice que en un fluido los productos disueltos en él se distribuyen de forma aleatoria y uniforme, algo bastante contraproducente si lo que se quiere es obtener una secuencia ordenada de datos.

Y no es sólo es la cuestión de la información contenida, sino que, como podemos observar, esta se reproduce dentro de la propia gota al tiempo que esta desciende.
¿Un microproyector imbuido en la gota que se mantiene proyectando una vez introducido en la piscina? Parece difícil de creer, sobre todo si tenemos en cuenta que para que la imagen se vea con esa claridad en una pantalla no precisamente blanca, a ese tamaño y en una sala ligeramente iluminada harían falta al menos 20 watios de potencia lumínica.

Desde luego, el sistema es bastante resultón, pero no parece muy fácil de realizar, además de ser poco eficiente y de escasa utilidad.

Otro punto que llama poderosamente la atención en la película es la infiltración de las dos rebeldes en la residencia del dirigente de la población. Para evitar caer con todo el equipo en una peligrosamente punzante mala hierba, Aeon hace fuera contra dos superficies perpendiculares con sus piernas, sujetando así todo su cuerpo en horizontal a escasos centímetros de la fatal acupuntura biológica que le espera debajo confiada en que la gravedad haga su trabajo.
Pues bien, me gustaría saber el truco, porque tal proeza me parece ciertamente difícil de realizar. Tratemos de verlo con un dibujo:



Si tomamos las flechas rojas como la fuerza ejercida por las piernas de Aeon y las felchas negras por las fuerzas iguales y de sentido contrario ejercidas por el muro según nos indica la Primera Ley de Newton, el estudio del equilibrio nos da como resultante una fuerza en la dirección y sentido determinados por la flecha de color verde. Parece ser, visto lo anterior, ciertamente difícil que, por poco que pese nuestra querida Charlize Theron y por musculosas que sean su piernas, la presión que sobre el muro pueda ejercer con las mismas sea suficiente para soportar contravenir a nuestra querida gravedad, no existiendo componentes verticales en las fuerzas implicadas. Tampoco se observan fuerzas que pudieran favorecer el rozamiento existente entre los pies de nuestra heroína y las paredes en las que se apoya.

Hay que admitir que ambas situaciones resultan muy efectistas, pero no parecen muy realizables, a tenor de las circunstancias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario